La semana pasada y a pocos días de cumplirse un año del terremoto del 27 de Febrero de 2010, la tierra en Chile se volvía a mover con tal intensidad que ha venido alarmando a muchas personas y autoridades: durante los días 11 y 14 de febrero de este año, se han presentado al menos 4 sismos de magnitudes entre los 6.0 y 6.8 grados en la escala de Richter.
Sin embargo, ésto ya era algo anticipado.
Justo el día 30 de Enero, se publicaba en Nature Geosciences, un estudio coordinado por Stefano Lorito del Instituto Italiano de Geofísica y Vulcanología, que informaba que durante el terremoto del 27 de febrero, no fue liberado todo el estrés sísmico en la magnitud que los cientificos pensaban que lo había hecho. Según afirma el informe, en algunos lugares el riesgo podría ser incluso mayor que el que fue en el sismo del año pasado.
El estrés geológico se mantiene porque en vez de haberse producido un movimiento del suelo en aquellas zonas donde el estres se había acumulado por más tiempo, el deslizamiento mas importante ocurrió donde un sismo distinto ya habia aliviado la tensión justo ochenta años antes.
Sin embargo, según otros geologos no involucrados en la investigación como Ross Stein de la USGS, señalan que dicha acumulación de estrés no se traduce automáticamente en un terremoto que justo vaya a ocurrir en esa área.
Ni el terremoto de Febrero del 2010 ni los recientes sismos suponen una sorpresa ya que como hemos visto, frente a la costa chilena subduce la placa de Nazca por debajo de la placa Sudamericana generando tensión que es liberada por medio de sismos.
Entre dos rupturas generadas a partir de dos terremotos importantes en 1960 (en el sur) y en 1928 (en el norte) había un tramo que al parecer no se había roto desde 1835, año en el cual Charles Darwin visitó a bordo del Beagle la zona y fue testigo de un gran terremoto. Los investigadores pensaban que esta «brecha de Darwin» se llenaría la próxima vez que ocurriera un gran terremoto en la región.
Pero según Lorito, ésto no fue así. Con su equipo identificaron la forma de la superficie que se trasladó durante el terremoto de 2010 (a partir de marcas geodésicas y observaciones del tsunami entre otros) para calcular qué partes se deslizaron más. A partir de esto, encontraron que el mayor deslizamiento se produjo al norte del epicentro del terremoto, muy cerca de donde se produjo el terremoto de 1928. Al sur del epicentro se hallaba una zona secundaria de deslizamiento. Pero justo en el medio, donde la brecha de Darwin se encuentra, hubo muy poco o ningún movimiento. Según Lorito, la brecha de Darwin se encuentra ahí todavía.
Junto con la brecha de Darwin, otro lugar que podría llegar a preocupar es el tramo comprendido entre los 37 grados y 36 grados de latitud sur en la costa de la ciudad de Concepción. Según el estudio de Lorito, el estrés fue trasladado allí durante la ruptura de 2010 y podría ser capaz de desencadenar otro sismo de magnitud 7.5 a 8.
Algunos de los sismos históricos en la costa Chilena. Imagen: Google Earth con adaptación de George Pararas
Debido al riesgo sísmico, la costa chilena es una de las regiones más estudiadas del mundo; no obstante, se debe tener en cuenta que no todos los estudios que se han realizado en la zona han llegado a las mismas conclusiones, entre otras cosas porque utilizan distintas clases de equipos, métodos de análisis y distintas clases de observaciones del sismo.
Y como siempre, recordar que la mejor forma de estar preparados para este tipo de eventos no viene desde el alarmismo ni la desesperación, sino desde la información adecuada para estar correctamente preparados.